viernes, 5 de marzo de 2010

La matemática de los embriones

Los avances científicos han logrado que decenas de parejas con problemas de fertilidad hayan podido tener un hijo. El auge de los métodos de reproducción asistida es innegable debido a la creciente incidencia de la esterilidad, especialmente entre la población masculina, o una maternidad cada vez más tardía. Estos y otros factores han derivado en la dificultad de procrear de forma natural y en la necesidad de recurrir a ayuda externa.
Esta realidad social constituye el telón de fondo de la tesis que el viernes defenderá en Donostia Dinora Araceli Morales. Esta mexicana, que forma parte del equipo de investigadores Intelligent System Group de la UPV, lleva algo más de tres años trabajando en Los clasificadores bayesianos en la selección embrionaria en tratamientos de reproducción asistida. Este estudio aúna las dos especialidades de la joven, que es ingeniera informática y con formación en neurociencias. «Mi inclinación es hacia el mundo biológico y a modelarlo a través de los números». Y a eso ha dedicado los últimos años, a investigar cómo las matemáticas pueden contribuir a la concepción de un bebé. Bajo la dirección de Endika Bengoetxea y Pedro Larrañaga, la gestación de la tesis ha servido para alumbrar dos trabajos que han sido publicados en las revistas especializadas Computer Methods and Programs in Biomedicine y Computers in Biology and Medicine.
Analizar la morfología
Los investigadores han desarrollado un sistema de clasificación matemática que permite seleccionar embriones humanos para su uso en tratamientos de reproducción asistida. Para ello, se han basado en la morfología de los embriones con el fin de proponer los mejores candidatos a ser implantados en el útero de la mujer.
Para uno de los trabajos, emplearon la información de 63 casos del programa de fertilidad de la Clínica del Pilar ubicada en San Sebastián. Dinora Araceli Morales explica que analizaron la evolución de tríos de embriones, «basándonos en la legislación española, que permite transferir al útero un máximo de tres embriones».
Para entender estos estudios es inevitable hablar de los clasificadores matemáticos bayesianos. «Utilizan la regla de Bayer, que es capaz de predecir, en base a información a priori, la viabilidad de implantación de los embriones», cuenta la investigadora.
En uno de los trabajos, analizaron distinta información, desde el historial clínico de las parejas (calidad del esperma, problema de infertilidad...) hasta características del cigoto (célula resultante de la fusión de dos gametos) y los embriones. Con la ayuda del microscopio, midieron y clasificaron también blastómeros (células animales indiferenciadas originadas al segmentarse el cigoto), su grado de fragmentación...
Esta información se procesa con el método matemático bayesiano «para predecir la probabilidad de que un embrión llegue a implantarse en la mujer si fuera transferido. Este estudio está enfocado a la viabilidad de implantación del conjunto», explica la ingeniera. Además, estos clasificadores «aprenden a partir de la caracterización de los casos». Es decir, 'archivan' la información y los resultados «y van aprendiendo».
El segundo trabajo se centró en validar si los clasificadores bayesianos «son capaces de seleccionar el mejor embrión». Tras analizar 249 fotografías de embriones de la base de datos del centro Génesis de Roma, comprobaron la altísima tasa de acierto (superior al 90%) del clasificador wrapper-Tan. Lástima que no tenga un nombre más apropiado para un bebé.

(Publicado por Diariovasco.com
http://www.diariovasco.com/20090224/al-dia-local/matematica-embriones-20090224.html )

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